viernes, 16 de octubre de 2009

El "Trafalgar" de Barbate

No es que todo tiempo pasado sea mejor, es que es tener 15 años es como andar con un manojo de llaves y empezar a abrir puertas al futuro. La distancia que da el tiempo salva nuestra visión de esa insoportable adolescencia, victimista y caprichosa.
Llegué al Trafalgar al día siguiente de la muerte de Paquirri. Los periódicos recuerdan que hace ya 25 años de aquello. Barbate era una conmoción. Pensaba que la catarsis de Pozoblanco aletargaría las ganas de novatadas en mi primer día en el instituto. Pero no fue así. Casi me salvo “de la quema” hasta que, ya al final de una mañana llena de gritos y carreras, alguien alcanzó mi camisa blanca con un bote de “kanfort” negro. No pasa nada, me dije. Esto es la guerra.